La práctica del Bosu tiene como finalidad tres objetivos básicos:
Control postural: partimos de la percepción de la propia posición y trabajamos para conseguir mejoras en nuestro equilibrio corporal y en el balance de los músculos, evitando así las dolencias derivadas de la adopción de posturas incorrectas.
Mejora cardiovascular: estos ejercicios favorecen la pérdida de peso. A través de actividades aeróbicas aumentamos la fuerza de nuestros músculos y nuestra resistencia.
Potenciar el equilibrio: al igual que en el caso del control postural, mejoramos el balance muscular de nuestro cuerpo y conseguimos que todos los grupos musculares trabajen de manera equilibrada.
Al realizar nuestro entrenamiento, y en función de nuestra capacidad física y de las mejoras que queramos conseguir, decidiremos cuál de los tres objetivos es el que vamos a trabajar durante la sesión.
Respecto a quién puede o no puede realizar este tipo de actividad, cualquier persona con una buena condición física puede practicar Bosu siempre y cuando no haya lesiones previas o indicaciones médicas que lo impidan.
Los expertos recomiendan a quienes están interesados en iniciarse en el Bosu que, previamente, tengan una mínima formación en Pilates, ya que ambas disciplinas están bastante relacionadas.