Todos necesitamos un nivel adecuado de este neurotransmisor, pero no solo esto, necesitamos también que se reparta de manera adecuada en nuestro cerebro para poder llevar a cabo un sinfín de funciones. Por ejemplo, gracias a ella, nos impulsa a ser competitivos, a crear ese sentido de defensa ante algún peligro y a motivarnos a cumplir alguna meta personal.
Influye en nuestro estado de ánimo, nuestro comportamiento y es esencial para regular nuestro metabolismo. Entre estas cosas, también se considera como el neurotransmisor del placer, es clave para promover los procesos de seducción, la sexualidad y el deseo. Vinculándole a las actividades relacionadas con el entrenamiento físico: cuanto más se ejercita, más dopamina se liberará. Esta hormona es la razón principal por la cual las sensaciones de benignas al hacer ejercicio, por la que se es capaz de terminar una rutina, aunque cuerpo y mente quieran abandonar, y la que permite aumentar el rendimiento.