Consiste en una respiración que es más profunda y más rápida de lo normal. Provoca una disminución en la cantidad de un gas en la sangre (que se llama dióxido de carbono o CO2).
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Esta disminución podría hacerle sentir aturdimiento, tener latidos cardíacos rápidos y causarle falta de aire. También puede producir entumecimiento u hormigueo en las manos o en los pies, ansiedad, desmayos y dolor en los pectorales.