La Psicomotricidad Deportiva también es utilizada para eliminar torpezas en motricidad fina como en motricidad gruesa que todo el cuerpo realiza, mejorando las capacidades corporales del niño o adulto. Puede ser aplicada eficazmente, en el campo de la rehabilitación -mental, orgánica o de integración social-, a través de deportes con un enfoque psicomotor.
Para lograr este objetivo, operan simultáneamente, a través de técnicas especiales, y movimientos corporales, determinados por los estados psicoemocionales que influyen notablemente en el juego del deportista.
Es importante la consideración del tono muscular y los movimientos espontáneos, por tanto se procura trabajar con los emergentes del movimiento, adaptándolos a la modalidad personal de óptima ejecución.
La Psicomotricidad Deportiva no reemplaza a estas disciplinas, sino que las complementa, neutralizando la inhibición motriz, estados agresivos o de desaliento en los que el deportista puede trabarse y no recuperarse rápidamente, hacer una buena lectura corporal del adversario, para explotar más sus puntos psicomotores débiles y superarlo. También utiliza técnicas de relajación y concentración rápidas, para ser realizadas en los breves intervalos de juego.